sábado, 1 de junio de 2013

Reseña:"La Mosca"


Es un simpatiquísimo cuento que se anima con el humor escatológico escrito e ilustrado por GUSTI. La Mosca en “Un día perfecto puede llegar a ser una pesadilla” es un libro álbum. Eso significa que los textos escritos y las ilustraciones están en total comunión para que el lector lo explore placenteramente. Pero no sólo el texto y la imagen y esa poderosa simbiosis expresiva es portadora de significado en este libro. La cuidada edición que hace Ediciones Serres en la que interviene el diseño, el tipo y tamaño de la letra, el soporte y la composición gráfica le da un valor agregado que motiva a cualquiera, a coleccionar libros como éste. En la tapa a modo de copete adelanta el contenido con la frase “Un día perfecto puede llegar a ser una pesadilla”, este paratexto juega con la tipografía y el color, además acompaña a la imagen central, generando visualmente una gravedad o eje semiótico de frontalidad.  

Al abrir la tapa encontramos el “frontispicio”[1] repleto de mosquitas como adelantando un mundo especial. 
Uno de los elementos específicos que desarrolla el dibujante en cada una de las páginas es: 
  • contraportada:  “...este libro está patrocinado por la crema bronceadora Rallí Brothers” Citando palabras en otro idioma, además de hacer un agradecimiento: “...A Théo, mi corazón”
En la primera página el color e imagen sitúan en un plano medio acercando el personaje, el contraste de las líneas organiza el espacio e imprimen en él una significación especial. Unas baldosas esbozadas en el fondo y la silueta de algo que parece una piscina se convierten en el escenario ideal de la heroica tarea. Esto brinda indicios del lugar donde se encuentra, o sea que da pistas del lugar donde transcurre la historia.


A continuación el ilustrador juega con la visión del lector, acercando ópticamente con efecto zoom esa imagen, donde predomina el color blanco de la página inicial y le otorga movimiento apoyándose en una de sus líneas curvas. El lector puede encontrar en la siguiente imagen, que pertenece a un plano aéreo, algunas propiedades bien marcadas donde se observan texturas visuales que incitan, llaman al tacto por su rugosidad en la superficie donde se recuesta la mosca. Como así también, el texto acompaña su propuesta. Las líneas juegan también un papel de frontera organizando la estructura semiótica en general. Al observar la página siguiente, la ilustración corresponde a un plano medio ampliado. Este encuadre permite al observador orientar su visión, lleva a pensar y a sentir, creando un fenómeno sinestésico: “... probó el agua, para ver si era de su agrado”. Las líneas curvas en el agua nos refieren a la percepción de los sentidos. El predominio del color negro sugiere peligro, a su vez expresa cambios en los estados fisiológicos del lector. 
Durante el baño, los clavados, las brazadas y una que otra canción tarareada nuestra amiga siente, a todas luces, que es la mosca más feliz del mundo “Mientras se bañaba tarareaba su canción preferida. Cantaba, bailaba y daba brincos...” ésta asociación de tonos que muestra con las imágenes de notas musicales, genera un juego de forma sinestésica que indica la sonoridad lingüística.[2] Aquí Gusti juega como en casi todas sus páginas con la iluminación direccional y difusa que ayudan a interpretar el mensaje visual. Crea dos escenas delimitadas por una división de colores que denota el estado de ánimo del personaje “... ¡era la mosca más feliz de todo el mundo!” 
El protagonismo de la sombra no está ausente en esta obra. Se adelanta “...pero, de pronto, el cielo se empezó a cubrir”. Crea dramatismo y se proyecta sobre el personaje. La ilustración de la sombra da pistas ya que modela y muestra el contorno del objeto. Ésta iluminación acentúa el carácter realista “...llegó una noche sin luna, ni estrellas.” Se capta el goteado creando una sensación táctil “... ¿por qué no habré traído el paraguas?” y otra vez la sombra se apoya en el mensaje narrativo “... grande, grandísimo, enorme...” , el grado de este superlativo se apoya en esta imagen. Confundida por la caída de supuestos truenos y meteoritos, y en medio de un remolino de agua, la pequeña alada finalmente logra escapar de la terrible pesadilla. Después de semejante día, la protagonista jura no volverse a dar un baño, “porque bañarse puede resultar muy, pero muy peligroso”. 
Las ilustraciones de La Mosca que realiza Gusti son extraordinariamente sencillas. En un collage, logra contar a través del lenguaje de la imagen los detalles más contundentes del relato. Los objetos son figuras hechas en cartón recortado y pintado de manera desprolija con témperas. El uso de diversos materiales como el pañolenci, papeles, madera, tornillos y remaches enriquecen la textura de la propuesta que le dan movimiento y color. Esta obra literaria está narrada desde el punto de vista de un narrador en 3° persona, omnisciente, o sea que, posee un saber total sobre lo contado. El narrador omnisciente generalmente utiliza verbos en pretérito imperfecto que aportan un efecto de inacabado que remite a un tiempo lejano. “Tenía todo lo que una mosca necesita…”; “El agua estaba tibiecita, como a ella le gustaba…”. “Cantaba, bailaba y daba brincos…” La información que el lector percibe y construye a partir de las imágenes, genera una actividad de pensamiento que amplía su realidad del mundo. 
 Alejandra Cippitelli

[1] WIKIPEDIA. 
[2] JOLY, Martine. “Signos plásticos y significación” “la relación icónica-plástica” en la imagen fija. Bs As. LA MARCA, 2003, pp125-145. (Cita a Barthes, pág 132)